dilluns, 15 de febrer del 2010

Vivencies d'un barri

San Telmo (Buenos Aires) (Argentina)
Història de la Naty, un dia qualsevol.
Eran esos días donde me había levantado cruzada,
con el pie izquierdo, pero como si me hubieran
amputado el derecho. La vida me cachetaba y yo hacia
un gran esfuerzo para desparramar la base de maquillaje color muerte pálida sobre mi cara abotargada, todavía con sueño para sobreponerme y salir a la calle. Eran esos días donde me sentia vieja, gorda, tonta, sola y presa de un futuro incierto. La vida no para ni se detiene en una esquina a esperar que vos mejores, eso era lo único cierto. Así que tuve que hacer de tripas corazón y con mis mejores dotes actorales baje las escaleras del altillo y al salir al exterior me golpeó la luz del día en un cacheteo de calor insoportable. Me iba al cyber a escribir algunas cosas, a encerrarme lo más rápido posible para no cruzarme a nadie. Imposible intento...
La vecina de al lado malteñida de rubio intenso al mejor estilo Barbie pero con un calfón recién explotado en la cabeza, me saluda, asidua chusma de vereda con escoba permanente en mano, barriendo sobre lo barrido de esas que deseaba que con su pinta de bruja en algún mágico momento remonte vuelo.
-Está bravo el barrio nena... ayer mataron un pendejo en la otra esquina que parece que iba a comprar porquería de esas que les revientan el cerebro... ese maldito paco que no saben lo que hacen y que no hay códigos com antes...
La saludé discretamente y no le dí pie para que me pasara el informe semanal del barrio entero. Seguí caminando queriendo llegar al cyber en ese mismo momento. Me crucé con la colo, una vecina madre de no se cuántos hijos, de urbes estirradas y enormes, un culo para 200 y pinta de madonna Fellinesca en su peor momento. Se llamaba Nancy, gorda como un tanque atmósferico.
-Qué hacé Naty tanto tiempo?
Al cyber tenía menos de una cuadra, pero de seguir así iba a ser como caminar hasta la Patagonia contra un fuerte viento.
-Cómo andas nena y tu marido? Tus chicos?
-Todo bien ya tengo cinco...
-Cerraste la fábrica o seguís queriendo?
-Si si cerré... ya no aguanto má, aparte viste como está todo y encima hace un tiempo me descubrieron dos quistes en los ovario...
-No digas? En serio?
-Sí... me tengo que operar pero no se, no tengo tiempo. Encima tené postoperatorio de 15 a 20 día de reposo absoluto imagináte con los cinco pendejo que no me los cuida nadie... no puedo...
-Así que no tenes quien te los cuide?
-Y no nadie se hace cargo.
-Que cosa che pero tendrías que operarte antes que sea grave...
-Y bue... molesta un poco, ya veo que se me hacen dos cánceres así de grande (abre los brazos exagerando el tamaño y ríe con desparpajo)
-Y bue... y les seguís dando?
-Mirá hace un montón que no la veo, encima vivo en la habitación del hotel con mi suegra, ahí nomás de mi cuñado... y no podé cogé tranquila...
-Y me imagino
-A vece pienso en decile a mi cuñado que se sume si nos descubre garchando... nocierto? pa que va a perder el tiempo mirando?...
-Puta como siempre nena hay cosas que no cambian con el tiempo...
-Y no... y que quere vo también... hija de puta como siempre... no cambiás má. tas linda che.
-Gracias, sin marido sin quísteres sin hijos y sobre todo... sin ovarios por supuesto.
Camino rápido evitando otra charlita porque no la resistiría, era mucho para mi otro tete en el barrio en ese momento.
esquina del cyber... la Paraguaya me saluda y me dice
-Che naty... nos clavamo una coronita? Estaba con el cuis ese que tiene los dientes grande como paleta de paddle... pero se fue y me dejó pagando... se fue a ver si pegaba algo...
La mire... miré la puerta del cyber... miré la botella que sudaba gotas de tan fresca que estaba, me pregunté porque estaba tan enojada conmigo misma ese día, teniendo alrededor un mundo enfurecido de problemas, le manotee la birra helada de la mano a la Paraguayita, le dí un buen beso al pico de la botella, tragué contenta, y supe que ese día me empezaba a acariciar de otra manera. Era solo el principio de más sorpresas, porque esa cerveza que calmaba el calor de mi garganta, no cabía ninguna duda... no iba a ser ni la última... ni la primera... solo era cuestión de tiempo y paciencia. Me miré en el vidrio de la puerta del cyber, sonreí sin esfuerzo y me sentí bien de haber vuelto a estar contenta por lo menos ese día, eso si... por supuesto, le agradecí sobre todo... como tantas otras veces levantando la botella y brindando hacia el cielo... a mi querido e incondicional... amado SAN TELMO.


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